El Horno de Cremación de Pachuca
El Horno de Cremación de Pachuca
Roberto Jiménez Carrasco
En el año de 1892 durante el Porfiriato la ciudad de
Pachuca se encontraba en pésimas condiciones higiénicas como también en otras
urbes del país. Las haciendas de beneficio y pobladores en general arrojaban a
diario en la Barranca de Sosa- que se localizaba en el Sur- y en la periferia
de la ciudad, animales de carga: caballos y mulas. Las bestias eran empleadas
principalmente para mover los malacates, además eran usadas como carros en el
interior de las minas, entre otras labores. Los miasmas arrojados por los
restos sin vida de éstos contaminaban el medio mezclándose con el aire puro,
provocando enfermedades mortales como: tifo, viruela y pulmonía.
De esa manera en ese mismo año el Alcalde Dr. Nemorio
Andrade y el Consejo Superior de Salubridad del Estado de Hidalgo, presentan la
iniciativa de edificar un horno de cremación en el “Rancho de los Cubitos”, con
el fin de aplastar los miasmas nauseabundos de la ciudad. En 1894 fue
inaugurado el Horno de Cremación, ahí se encontraba el gobernador Rafael
Cravioto, en seguida Simón Cravioto, Ramón F. Riveroll, Francisco Valenzuela,
José Landero, Estanislao Solórzano, Lic. Francisco Hernández, Dr. A. Espinosa,
Dr. A Navarro, Francisco Rule, Trinidad Hidalgo e Ing. Manuel Barrios A. y
otras muchas personalidades. En la ceremonia se incineró el primer
animal, un caballo de peso aproximado de doscientos siete kilogramos reducido a
cuatrocientos catorce gramos, la cremación duró cincuenta minutos. La
implementación del Horno se basó estrictamente bajo los principios del dogma
Positivista, su levantamiento fue un gran paso para desinfectar y frenar la
insalubridad reinante en Pachuca.
Al poco tiempo entre
los meses de abril y agosto las principales compañías enviaron sus animales al
Rancho de los Cubitos, entre ellas destacan: La Hacienda de Refugio, Hacienda
de Progreso, Hacienda de Guadalupe, Hacienda de Purísima Chica, Hacienda de
Purísima Grande, Hacienda de La Constancia, Hacienda de La Candelaria, Hacienda
de San Julio, Hacienda de Dolores, Mina de Santa Gertrudis y Mina de Fresnillo.
A partir de entonces, el Ayuntamiento continuó enviando los animales de
carga al Horno de Cremación.
El hecho más
destacado es que el Horno de Cremación fue uno de los inmuebles más
sobresalientes de la empresa sanitaria del Consejo Superior de Salubridad del
Estado de Hidalgo que ayudó a controlar la crisis malsana de la capital de la
Entidad.
En la imagen se
aprecia el deterioro del horno de cremación. Hoy absorbido por la mancha
urbana. Foto del autor.
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