El cadete Vicente Suárez: el anhelo de un padre

 

Hilario Herrera Tapia

In memoriam de Teresa Tapia Bautista

Uno de los 48 cadetes que pelearon en la heroica defensa del Castillo de Chapultepec, el 13 de septiembre de 1847 en contra del ejército norteamericano durante la guerra que sostenía México con los Estados Unidos (1846 – 1848), donde al final se perdió la mitad del territorio mexicano. Es precisamente la historia del cadete Vicente Suárez, uno de los muchos jóvenes que se quedaron en el castillo, desobedeciendo las órdenes de sus superiores de retirarse a sus hogares. El objetivo del presente trabajo es dar a conocer algunos datos sobre este alumno perteneciente al Colegio Militar; antes y después de su llegada a la escuela y la influencia e interés de su padre Miguel Suárez porque su hijo permaneciera ahí con las mejores atenciones que podía ofrecer el Colegio. Empecemos por describir los datos biográficos de Vicente Suárez. Se sabe que nació en Puebla de los Ángeles, fue bautizado en la parroquia de San José de la misma ciudad y sus padres fueron el primer ayudante de caballería Miguel Suárez y doña Luz Ortega.[2] Su niñez, es probable que la haya vivido en Puebla, cuando cumplió los  trece años de edad se trasladó a la ciudad de México, para ingresar al Colegio Militar el 21 de octubre de 1845, con la intención de serle útil a la patria.[3] En su solicitud dirigida al director del Colegio para su aceptación, tuvo que ver mucho la ayuda de su padre quien seguramente lo orientó para elaborar dicha petición pues se puede  leer en dicho documento: “…ruega se le admita en aquel  establecimiento…”, donde además se acompaña de un certificado que comprueba su capacidad física y mental para la fatiga del servicio en el Colegio. Curiosamente en aquella solicitud según el propio Vicente Suárez, dice que su fe de bautismo la extravió, además de no comprobar con documento su capacidad de saber ortografía, gramática, sumar y restar, por vivir fuera de la ciudad de México.[4] 

      Con las dificultades que enfrentaba en ese momento el joven Suárez no desistió,  no permitió  que ninguna barrera desanimara su interés, ni el de su padre por ser un alumno más del Colegio Militar. Además, suplicó en su solicitud tener una respuesta positiva de las autoridades para su ingreso. Su padre don Miguel Suárez posiblemente tuvo que haber influido en la redacción de dicha solicitud, aunque al final el interesado firmó con el nombre de Vicente Suárez, pues se observa cierta injerencia de su progenitor en la redacción.

La autorización de su padre

El padre del joven Vicente Suárez redactó un permiso donde se dirigió al director del Colegio Militar, haciéndole llegar su autorización para  que su hijo se le permitiera la entrada a dicha institución. Con gran seguridad y confianza, don Miguel depositó en el Colegio la firmeza por la que su hijo aprendería las mejores lecciones de educación, que ahí se impartían de muy buena calidad por los adelantos que existían en las materias del Colegio Militar.[5]   

       El 8 de octubre de 1845 don Miguel Suárez,  también solicitó un certificado médico al doctor cirujano José Tranquilino Hidalgo, en el que éste dio fe, que el niño Vicente Suárez hijo del comandante de escuadrón -ya mencionado- se encontraba físicamente sano en cuanto a su salud.[6] Con estos requisitos y con la ayuda de su padre, su ingreso al Colegio Militar fue un hecho, por lo que en los últimos días de octubre y en los inicios de noviembre su aceptación e incorporación se llevó a cabo. 

Auxilio y atenciones para Vicente Suárez  

En 1836 los texanos proclamaron su independencia, por lo que el gobierno mexicano encabezó algunas expediciones para sofocar los grupos independentistas que añoraban la separación de México. Los recursos económicos para financiar el envío de personal del Ejército mexicano a este lugar eran raquíticos, por lo que algunos fondos para seguir apoyando las líneas militares en el norte provenían de soldados y oficiales. El claro ejemplo de  ello, es el donativo de Miguel Suárez para la campaña de Texas, quien obsequió: 723 pesos, 1 real y 2 granos (sic), que disponía para apoyar la expedición, además ofreciéndose como elemento a disposición.[7]  El padre del joven cadete fue primer ayudante y comandante permanente del escuadrón del Ejército mexicano en Teloloapan,­ Guerrero; de igual manera ofreció la ayuda a un soldado de infantería con la cantidad de 11 pesos, 7 reales y 8 granos (sic), que de su sueldo se descontaban. Su buena voluntad y filantropía con sus compañeros era notorio y los mismo seguramente pasaba con sus propios hijos y su esposa.

       El 11 de marzo de 1846 cuando ya Vicente Suárez se encontraba estudiando en el Colegio Militar, una crisis económica fue la que tuvo que enfrentar su padre por circunstancias que se desconocen –probablemente las finanzas del Ejército en plena guerra obligaron a demorar los pagos de algunos cuerpos militares–, la ayuda económica con la que apoyaba aquel soldado desconocido tuvo que ser suspendida, para apoyar con el presupuesto del Colegio Militar; aprobando que sólo se le descontaran 8 pesos que fueron destinados para el “auxilio”, ayuda y atenciones de su hijo Vicente Suárez, quien se encontraba en aquel establecimiento.[8]  Aunque se desconoce cuáles eran las carencias que pudieran presentar los alumnos del Colegio Militar durante su estancia en aquel momento, su padre Miguel Suárez siguió solicitando que el donativo que donaba de manera fraterna a aquel soldado, fuera destinado para su hijo. Su petición fue prolongada hasta el 7 de julio de 1846.

       Por lo anterior, el padre de Vicente Suárez solicitó al director del Colegio Militar que a su hijo se le asistiera con la manutención y educación, como se encontraban sus demás compañeros. Según él, consideraba que su buen servicio prestado a la patria, debía tomarse en consideración a su petición, lo que generó un discurso persuasivo a modo de justificación. Por otro lado, en un informe del señor director de ingenieros, manifiesta que el Colegio Militar no contaba con los fondos suficientes para poder sufragar los gastos del alumno Vicente Suárez, sin embargo, había dos  alumnos que fueron ayudados con calzado por parte de las autoridades de este lugar; debido a que  no contaban con ningún recurso para poder calzar, -uno de ellos por descender de la familia del general José María Morelos y Pavón[9]-, por lo que fueron las únicas excepciones y casos donde el Colegio dio la ayuda a dos alumnos. ¿Por qué el padre de Vicente Suárez solicitaba ayuda para su hijo? Los momentos por los que pasaba don Miguel Suárez y su familia eran deplorables y de carencia, todo parece indicar, que no tenía dinero para comprarle zapatos y prendas que eran obligatoriamente para su uso en el Colegio,[10] por ello su insistencia de poder canalizar el donativo que se le descontaba cada mes de su pago, a un soldado de infantería que al parecer se encontraba peleando en el norte del país contra el invasor.

       En el mes de abril de 1846 su padre gestionó que el donativo que le sería descontado por la cantidad de 11 pesos, 7 reales y 8 granos (sic), -y que fueron enviados a la Tesorería General para un soldado de infantería-, se destinaran y depositaran para el presupuesto del Colegio con el objeto de que su hijo fuera auxiliado por prendas mensualmente y  para su entretenimiento y adelantos.[11] Por su parte, don José Torres, integrante del Colegio Militar en asuntos escolares manifestó que desconocía la situación económica del padre, pero de acuerdo al reglamento interno de la escuela a cada alumno se le destinaba con  20 pesos mensuales que servía como sueldo para satisfacer las necesidades de “entretenimiento” de cada alumno, más los materiales gratuitos que se les proporcionaba como lo eran: papel, lápiz, botica, alumbrado, servicio de cocina y reposición de armamento.[12] La intención del padre de Vicente Suárez era dar las mejores atenciones a su hijo en el Colegio, ya fuera destinando una parte de su sueldo para que tuviera lo indispensable y no mermara en su desempeño escolar. Aunque está situación no queda muy clara por falta de documentación; podemos decir al respecto que la actitud de su padre siendo militar, trató de sacar ventaja de su cargo para recibir una ayuda económica para su hijo, justificando una situación en su economía austera y hasta cierto punto pobre. El 15 de octubre de 1846, se destinó el asunto al director de infantería e ingenieros del Colegio Militar, quien según tendría mayores facultades para dar resolución a la petición del padre de Vicente Suárez; sin olvidar los servicios y donativos que éste apoyó para la campaña de Texas. Por esos mismos meses, don Miguel Suárez ya radicaba en la capital, por lo que es viable que su esposa y su familia (hermanos) se trasladaran a vivir a la ciudad de México.

       Con lo que respecta a la donación de los 723 pesos 7 reales y 2 granos (sic), don Juan de Orbedozo tuvo que esperar que sus superiores decretaran la autorización para canalizar ese dinero al alumno Vicente Suárez, que se encontraba con 8 pesos para su entretenimiento y adelantos que se presentaban en su estancia en la escuela.[13] Desafortunadamente, no sabemos que pasó con la donación que don Miguel Suárez solicitaba que fuera destinada para su hijo, el 8 de septiembre de 1846 una extraña y condolida carta escribió don Miguel Suárez al Ministro de Guerra, al referirse que en ese momento carecía de su sueldo y que teniendo una crecida familia a lo igual que otras familias por las circunstancias que atravesaba el país, -en ese momento Estados Unidos había declarado la guerra a México-,  rogaba que nada le faltara a su hijo que se encontraba en el Colegio Militar desde hace 11 meses, en la carta se interpretar algunos puntos esenciales que hizo hincapié como: entretenimiento, mantención y educación en su estancia.  Por otro lado, al parecer don Miguel Suárez se encontraba a disposición para reforzar y engrosar las filas del Ejército mexicano en algún punto del país, por lo que la incertidumbre de no saber sí volvería a ver su hijo, le generó un momento de angustia y de reflexión.

       Los servicios que había prestado hasta ese momento don Miguel Suárez al Ejército eran de 26 años servidos a la patria, durante la invasión francesa en 1838 financió el sueldo de un soldado de caballería con 15 pesos al mes, algo que ya se venía dando desde la guerra con los texanos.[14] Por lo anterior, el financiamiento del soldado del que ya se hizo mención, fueron motivos que llevaron al padre de Vicente Suárez de considerar ser merecedor del apoyo económico para su hijo en el Colegio Militar. Por su parte, Sebastián Manary mandó un informe al director de la escuela don Mariano Monterde que de acuerdo a la falta de ayuda económica  en el Colegio, él tampoco se encontraba en la disposición para cubrir los gastos que solicitaba don Miguel Suárez. Todo parece indicar que al finalizar el año de 1846, no recibió ayuda económica, sin embargo, la petición seguiría pero ahora sin el anhelado de su hijo.

Los últimos momentos de Vicente Suárez

A principios de julio de 1847 don Miguel Suárez se le dio la orden de incorporarse a la séptima línea del Ejército de Oriente de la que era jefe el señor general de brigada Mariano Andrade, teniendo el puesto de primer ayudante de escuadrón de Jalapa y posteriormente de lanceros de Veracruz hasta ese momento.[15] Cumpliendo con 27 años de servicio en el oficio de las armas, su vida tendría un cambio radical con la llegada de las tropas norteamericanas a la capital. La toma de Veracruz fue un punto importante para alcanzar la caída de la ciudad de México.[16] Debido a ocupar militarmente este lugar, daba como consecuencia el acercamiento del ejército norteamericano y del control de país con mayor facilidad.

       Hecho que fue realidad cuando las tropas del general Winfield Scott avanzaron rumbo a la ciudad de México para posesionarse de la capital. Después del triunfo norteamericano sobre las fuerzas mexicanas al mando del general Gabriel Valencia en Padierna (1847), el ejército invasor avanzó rumbo al Convento de Churubusco al mando de los generales Twiggs y Worth donde se libró otra batalla con el Ejército mexicano al mando del general Manuel Rincón y Pedro María Anaya. En aquél desenlace participó el padre de Vicente Suárez en la defensa del convento de Churubusco el 20 de agosto de 1847, cayendo prisionero en manos del invasor.[17] Una batalla más que se sumó a la victoria de los norteamericanos. En el siguiente mes fueron apareciendo en los alrededores del Castillo de Chapultepec algunas líneas militares del ejército norteamericano. El día 12 de septiembre de 1847 los cuerpos militares de los generales Pillow y Quitman se encargaron de bombardear el castillo que se encontraba a cargo del general Nicolás Bravo y Mariano Monterde.  Algunas líneas militares del Ejército mexicano como fue el caso del batallón de San Blas al mando del coronel Santiago Xicoténcatl permaneció en defensa del lugar, junto con otros elementos; en el Castillo se encontraban los jóvenes estudiantes, -quienes se quedaron- no eran seis sino 48 alumnos que estuvieron en defensa del Castillo de Chapultepec el 13 de septiembre de 1847.  

       En ese día los alumnos se mantuvieron concentrados en algunos de los apartados del castillo en dirección al oriente en un lugar conocido como: “El Mirador”, espacio donde se observaba el bombardeo de la fortificación del colegio por los invasores.[18]  

       Por su parte, el coronel Santiago Xicoténcatl con su batallón de San Blas franqueó una parte del castillo en sus alrededores, tratando de evitar el paso del enemigo y repeler el bombardeo y los disparos que emergían de los fusiles norteamericanos, sin embargo, estas acciones no efectivas permitieron que el enemigo aprovechara para atacar y hacer varias bajas importantes, donde murieron un gran porcentaje de soldados pertenecientes a este batallón, su comandante a cargo murió en este lugar. Una compañía del regimiento de Nueva York subió a lo alto del edificio donde tomó como prisioneros algunos sobrevivientes y algunos en el bosque y los peñascos que circundaban el colegio.[19] Los últimos elementos y defensores que hacían fuego eran los alumnos del Colegio Militar que se encontraban en el inmueble. Ahí, se encontraban aproximadamente 48 alumnos, quienes pelearon y defendieron su escuela, dentro de ellos se encontraba el joven cadete Vicente Suárez.

       Desafortunadamente hay pocos documentos sobre los alumnos del Colegio Militar de aquella época, y el caso de Suárez no es la excepción, de quien se conserva sólo 3 fojas de la época de su expediente personal en el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional. Por lo que, otros documentos que hablan sobre él se encuentran anexados a su expediente y fueron elaborados en el siglo XX, son documentos interpretados y mecanografiados con solicitudes del gobierno de Puebla pidiendo información biográfica del cadete Vicente Suárez.

       Por otro lado, dice Hilarión Frías y Soto en su discurso pronunciado y publicado en el periódico: El Monitor Republicano, sobre el 27 aniversario de la batalla de Chapultepec, que el alumno Suárez se encontraba de centinela en el castillo, cuando observó a un oficial norteamericano y a su tropa avanzar en dirección hacia él, quien disparó hiriendo al enemigo,[20] en respuesta la tropa invasora hace lo mismo destrozando con los disparos de sus fusiles al joven alumno. Otro testigo presencial de los hechos, es el cabo de alumnos  José Tomás Cuellar, quien el 8 de septiembre de 1884 dirigió un discurso en el bosque de Chapultepec recordando los 37 años de aquella batalla. En su discurso hace mención sobre la participación de Vicente Suárez en el castillo, según Cuellar este alumno pertenecía a la segunda compañía debido a la pequeña estatura que éste tenía; “era nervioso y de constitución delicada; pero de mirada viva y penetrante y de ánimo resuelto”.[21] Relató Cuellar que cuando el enemigo se encontraba en el interior del castillo él se mezcló a un pelotón de seis soldados pertenecientes al batallón de San Blas, quienes ya juntos combinaron las ráfagas cuyo disparos de sus fusiles se dirigían en contra de los norteamericanos en un “pasillo o glorieta semicircular” del mirador; de siete elementos sólo quedaron tres, los otros cayeron por las balas del invasor muy cerca de los pies de Cuellar, en una situación de confusión éste notó que de su cartuchera se habían agotado las últimas balas; en ese momento una detonación de los disparos lo hizo volver a la los hechos del combate, donde de manera repentina vio correr a Vicente Suárez con su pequeño fusil en dirección a las escaleras para impedirle a un soldado norteamericano que bajara por las mismas.[22] Por su parte, Suárez que se encontraba de centinela en el vigia (lugar apropiado para vigilar) del “Mirador” del castillo de Chapultepec,[23] subió las escaleras donde lo enfrentó dándole un golpe –que probablemente fue con la bayoneta de su fusil–atravesándole en el estómago, en ese mismo lugar describe el general brigadier e ingeniero Adrián Cravioto Leyzaola, que combatieron 8 alumnos distribuidos entre la tropa que defendía el lugar siendo uno de ellos el alumno Vicente Suárez.[24]

       Con respecto a José T. Cuellar parece ser que durante esos momentos perdió de vista al joven Suárez, porque en su relato lo cita nuevamente cuando empiezan el recuento de los cuerpos caídos del bando mexicano y se encuentra su cuerpo sin vida. Según el coronel Miguel A. Sánchez Lamego, dice al respecto que el alumno Vicente Suárez murió cuando resultó herido de una bala que le quitó la vida ante el enemigo.[25] Cayendo por las balas del invasor  aproximadamente a la edad de 16 años. Su padre lo recordó de la siguiente manera: “… teniendo la gloria que este joven dio por su patria como un héroe, pues fue público su entusiasmo y  valor.”[26] Por otro lado, el Castillo de Chapultepec cayó en manos del ejército norteamericano, los alumnos sobrevivientes y oficiales  quedaron prisioneros en la biblioteca siendo liberados 11 días después,  en los días siguientes la ciudad de México fue ocupada bajo el yugo del invasor y las esperanzas de los mexicanos se convirtieron en la impotencia y desmoralización. La muerte de Vicente Suárez el 13 de septiembre de 1847  dejó a su padre y familia en una situación económica muy deplorable. Don Miguel Suárez tuvo que recurrir de nueva cuenta a solicitar el apoyo del Ministro de Guerra para que auxiliara  cada mes con una parte de su sueldo para sustentar el alivio de su familia que se encontraba en la pobreza; el padre suplicaba que lo escucharan y no desentendiera a su petición, pero sobre todo le implora justicia.  Su padre también fue un defensor de los invasores cayendo incluso como prisionero en manos de los norteamericanos, su hijo también lo fue, pero de las balas enemigas que lo dejaron en los brazos de la muerte.       




         Imagen 1. El cadete Vicente Suárez, cerca 1850, Santiago Tapia, Ayllón,

       óleo sobre lienzo, 82x 60cm Museo Nacional de Historia, INAH, Ciudad de México.           


Imagen 2.  Castillo de Chapultepec en 1847, Lehnert, Pierre Frederic, Julio Michaud y Thomas, Editores litografía coloreada a mano,  64x 47 cm.  DeGolyer Library, Southern Methodist University, consulta 21 de octubre de 2018, en http://digitalcollections.smu.edu/cdm/singleitem/collection/mex/id/654/rec/3 





[2] Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (se citara en adelante AHSDN), expediente del cadete Vicente Suárez, XI/111/10.1, 21 de octubre de 1845, f1.

[3] AHSDN, expediente de Vicente Suárez, XI/111/10.1, México, 21 de octubre de 1845, f1-f1v.

[4] Ídem.,

[5] Ibídem., XI/111/10.1,Mexico 21 de octubre de 1845, f.2.

[6] Ibídem., XI/111/10.1, México 8 de octubre de 1845, f.3.

[7] AHSDN, XI/481. 4/ 14614, México 28 de mayo de 1848, f.1.

[8] Ídem.,

[9] Probablemente se tratara del alumno Francisco Morelos Cfr.,  (Villalpando, 2003, pág. 66)

[10] Ibídem., México, 24 de marzo de 1846, f 3v.

[11] Ibídem., México, 11 de marzo de 1846, f 3v-4.

[12] Ibídem., México 6 de octubre de 1846, f 2v.

[13] Ibídem., México 24 de marzo de 1846, f. 2v.

[14] Ibídem., México 8 de septiembre de 1846, f.6.

[15] Ibídem., México 25 de abril de 1848,  f. 9.

[16] (Alcaraz, et al., 2005, pág. 221)

[17] AHDSN, XI/481. 4/ 14614, México  25 de abril de 1848, f. 9.

[18] (Villalpando, 2003, pág. 57)

[19] (Alcaraz, et al., 2005, págs. 365-366)

[20] El Monitor Republicano, 10 de septiembre de 1874, p.1. Cfr.,  (Frías y Soto, 1983, pág. 66).

[21] (De Cuellar, 1986, págs. 81-86)

[22] (De Cuellar, 1986)

[23] AHSDN, expediente de Vicente Suárez, hoja mecanografiada con datos investigados por el coronel Miguel Sánchez Lamego, XI/111/10.1, Popotla, México, D.F., 13 de septiembre de 1947, f.8.

[24] AHSDN, expediente de Vicente Suárez, hoja mecanografiada con datos investigados por el general brigadier e ingeniero Adrián Cravioto Leyzaola y firmado por el general brigadier de Estado Mayor, Subdirector del Heroico Colegio Militar Alfonso Gurza Farfán, Popotla, México, D.F., 19 de agosto de 1953, f.12.

[25] (Sánchez, 1983, págs. 164-165).

[26] AHSDN, XI/481. 4/ 14614, México, 25 de abril de 1848, f. 9.


Bibliografía

 

Alcaraz, Ramón., et al.,  Apuntes para la historia de la guerra entre México y Estados Unidos, México, Conaculta-Cien, 1ra reimp. 2005.

Lacroix, Macosay, Berenice (Introd.) El asalto al castillo de Chapultepec y los niños héroes, México, Departamento del Distrito Federal-Conciencia Cívica Nacional, 1983.

Miguel A. Sánchez Lamego, ´´Biografías militares sintéticas de los niños héroes´´, en Lacroix, Macosay, Berenice (Introd.) El asalto al  castillo de Chapultepec y los niños héroes, México, Departamento del Distrito Federal-Conciencia Cívica Nacional, 1983.

Villalpando, José Manuel, Niños héroes, México, Planeta, 2013.

Archivos

Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (AHSDN), expediente del cadete Vicente Suárez, XI/111/10.1.

Hemerografía (Hemeroteca Nacional de la Universidad de México)

El Monitor Republicano, 10 de septiembre de 1874, p.1. 

El Siglo Diez y Nueve,  miércoles 10 de septiembre de 1884, p.1.

Sitios de internet:

DeGolyer Library, Southern Methodist University,  consulta 21 de octubre de 2018, en http://digitalcollections.smu.edu/cdm/singleitem/collection/mex/id/654/rec/3

 

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