EL MITO Y LA LEYENDA DE LAS ROCAS DEL CEMENTERIO INGLÉS EN REAL DEL MONTE
EL MITO Y LA LEYENDA DE LAS ROCAS DEL CEMENTERIO INGLÉS EN REAL DEL MONTE
Roberto Jiménez Carrasco
EL CEMENTERIO británico o mejor conocido como panteón
inglés, resguarda la memoria histórica de un pueblo: Real del Monte. Dicho
cementerio ha sobrevivido al devenir de los años; la mayor parte de las criptas
se han conservado en buen estado gracias a los cuidados de vecinos del lugar
que han prestado sus servicios con la intención de salvaguardar el patrimonio
del poblado. Sin embargo, muchas de ellas fueron ocultadas por la tierra.
Pero, aparte del valor histórico del lugar, el sitio tiene
algo más que nos pueda presentar físicamente, me refiero en especial a: las
leyendas y el mito. Lo anterior tiene una conexión con la mentalidad, no
obstante, ¿Qué se entiende por la definición de lo imaginario y la unión de
éste término con la historia y la memoria de Real del Monte?
Por mucho tiempo el mito y la leyenda habían sido descartadas
para cualquier investigación histórica. En tiempos de la Antigua Grecia, el mito
jugó un papel de primer orden ya que era considerado como un hecho fiel, único
y verdadero. La mitología era parte esencial del cosmos de dicha civilización.
Las sociedades han necesitado del mito y la leyenda para
buscar el origen de sus antepasados o, en su defecto, inaugurar nuevas
explicaciones para construir, desarrollar y entender los fenómenos en su
alrededor, esto da como resultado la creación de imágenes que
desprende la sensibilidad. Como Jacques Le Goff declaraba:
“la mayor
parte de las sociedades explicó su propio origen en los mitos y en general,
considero que la fase decisiva de la evolución de estas sociedades consistía en
el paso del mito a la Historia.”
Évelyne Patlageand lo define así: “El ámbito de lo imaginario está formado por el conjunto de representaciones
de la experiencia y los encadenamientos deductivos que ésta autoriza. Es decir:
que cada cultura, y por lo tanto cada sociedad, e incluso cada nivel de una
sociedad compleja tiene su imaginario.”
El cementerio británico en Real del Monte cuenta con las
cualidades aludidas, (imaginario). La leyenda constituye una parte muy
elemental de los realmontenses, como cualquier persona fuera de las regiones
limítrofes del municipio. ¿Quién no ha escuchado la leyenda de la mujer que
murió de amor y fue enterrada en aquel camposanto? Incluso se rumora que
algunos de los habitantes de Real de Monte han escuchado en las noches oscuras
y cuando la neblina es espesa, con cero de visibilidad, el lamento del singular
personaje de la “llorona” o la misma narración fantástica, en la cual todas las
criptas están dirigidas hacia el oeste con dirección su pueblo natal: Gran
Bretaña. Pese a esto, el cementerio no sólo alberga las tumbas de individuos ingleses,
sino que también la de chinos, alemanes, holandeses entre otras nacionalidades.
Desde su fundación tiene impregnada la leyenda. Según se
cuenta que el primer entierro fue en 1824 de un judío ingrato, odiado por la
población y en especial por los mineros locales por los malos tratos en el
trabajo, razón que lo llevó a ser sepultado en donde hoy se ubica el
cementerio, hoy conocido como “cerro del judío”. Seguramente la creación del
campo santo se debe a que los extranjeros, incluidos los ingleses, no
profesaban el culto católico mexicano; por lo tanto, se vieron obligados a
buscar dónde ejercer sus creencias religiosas y a enterrar a sus difuntos en
otras partes.
Otra leyenda muy conocida por la población es la de aquel
célebre personaje del payaso Richard Bell, que fue el único que pudo hacer
sonreír a Porfirio Díaz -dato proporcionado por el cronista del lugar Don
Chencho (q.e.p.d.)-, su última “graciosada” fue ser enterrado en Real del Monte
ya que su tumba es la única de no tener el gusto de alinearse dirección a Gran
Bretaña por viejas peleas con sus colegas payasos y la de sus paisanos. La
periodista Aída Sánchez Suarez, en su obra El cementerio Británico de
Real del Monte añade que la tumba de Richard Bell es la de otro Richard,
ya que el payaso inglés murió en Nueva York el 13 de marzo de 1911, a causa del
mal Bright –término empleado para señalar las enfermedades de los riñones-.
Por último, el arte funerario del lugar está estrechamente
vinculado con la simbología masónica. Un claro ejemplo es la primera tumba que
se ubica en el cementerio. La cripta tiene forma de sarcófago, en la superficie
cuenta con la inscripción de la raíz latina: Anno Domini que se
traduce: “en el año del Señor” debido a que la masonería se relaciona
con los cultos del antiguo Egipto. Los emblemas fueron realizados como parte de
la descripción de la personalidad del individuo enterrado, donde la cripta hace
una breve biografía a través de la iconografía masónica, una especie de
recompensa o sanción, con la esperanza que en otra vida tuviera una mejor
calidad de vida sea intelectualmente, moralmente e incluso en los negocios, por
mencionar unos ejemplos.
Sin duda, reconstruir la mentalidad de una época o
determinada sociedad resulta extremadamente difícil; evaluar, entender,
explicar y ponderar los sentimientos de esa mayoría, en contraparte con la
inagotable variedad de aspectos y narraciones individuales. Muchas de las
crónicas no pueden comprobarse por falta de documentos o, si los hubo, pudieron
perderse a lo largo de los años, por ejemplo, en las inundaciones de las
instituciones que los salvaguardaron o tirados a la basura por la ignorancia de
su valor, o finalmente muchos de ellos convertidos en cenizas. Pese a
esto, las crónicas no sólo son contadas por quien salvaguarda el cementerio
británico, son relatadas por la gente común que ha incorporado esas narraciones
fantásticas como un hecho fiel, narraciones que fueron trasmitidas de
generación en generación. Mucho se arriesga y mucho se pierde quien pretende
investigar este tipo fenómenos históricos; la manipulación del relato es evidente
durante el cambio generacional; no habrá quien le añada un dato interesante que
deforme la narración en el curso de su transmisión. Como añadiría Carlo
Ginzburg: “El hecho de que una fuente no
sea “objetiva” (tampoco un inventario lo es) no significa que sea inutilizable;
una crónica hostil puede aportarnos valiosos testimonios sobre los
comportamientos de una comunidad rural en rebeldía.” Para finalizar es
necesario que aquellas crónicas sean incorporadas a nuevas investigaciones
históricas, para que aquellos relatos no caigan en el ostracismo del pasado, y
poco a poco se desvanezcan frente un futuro problemático, problemático
como la misma crónica.
NOTAS:
ANNO DOMINI: Es un indicador calendárico para señalar que la cifra
antecedente está contada a partir del año del nacimiento de Jesucristo (Jesús
de Nazaret), considerado el inicio de la era cristiana.
Imagen 1. La reja que lo protege fue levantada en 1869 y muestra la
leyenda: Blessed are the dead who die in the lord. Benditos sean los que mueren
en el señor.
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Imagen 2. En el campo santo se encuentran cerca de 680 tumbas pero 372
no están marcadas
BIBLIOGRAFÍA
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Ginzburg
Carlo, El Queso y los Gusanos,
El cosmos según un molinero del siglo XVI, Barcelona, Ediciones Península,
2008, p., 219, (Historia, ciencia, sociedad) no. “317”.
Le
Goff, Jacques, Pensar la
Historia, modernidad, presente, progreso, España, Paídos, 2005, p.,
283, (colección surcos) no. 14.
Suarez
Chavez, Aída, Cementerio
británico de Real del Monte, Espíritu del pasado, Pachuca,
CONACULTA, 2005, p., 125.
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