La sublevación de los barreteros de Real del Monte 1827
La sublevación de los barreteros de Real
del Monte 1827
Hilario Herrera Tapia
E
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n los meses de junio y julio de 1827 el poblado de Real del Monte
padeció uno de los problemas laborales que puso en serios aprietos
a la Compañía Minera Inglesa recién llegada en 1824. Los barreteros,
aquellos que trabajan en las minas con una barra, cuña y pico con el que
extraían el mineral; habían planeado sublevarse en contra de los directivos
ingleses. La situación problemática que se presentaba en ese momento era
demasiada tensa, por lo que el gobierno mexicano tuvo que intervenir
enviando desde Texcoco a cincuenta hombres para calmar a estos mineros
que se encontraban en desacuerdo. ¿Pero qué era lo que los tenía así? Los
motivos podrían ser diversos, aunque podríamos decir al respecto que se trataba
de un asunto salarial. El comisario inglés Charles Tindal había contratado a
varios mineros provenientes del país (sobre todo de Zacatecas y Guanajuato) con
el objeto de incrementar la mano de obra en la mina de Morán, que para aquella
fecha la productividad era aceptable. Sin embargo, Tindal quería que la
producción aumentara, por lo que inició una campaña laboral invitando a los
mineros mexicanos a que vinieran a Real del Monte a trabajar por un salario de
cuatro reales, además de un cómodo hogar que se les proporcionaría a su llegada.
Eso explica la inmigración de varios mineros con sus familias a este lugar.
El problema fue cuando la campaña fue un
éxito y se vio llegar a varios trabajadores de distintos puntos del país con
gran entusiasmo a ocupar puestos que provocaron en los mineros de Real del
Monte; envidia y enemistad, éstos ahuyentaron a los recién llegados, lo que
provocó un gran enojo por parte del comisario Tindal. Pero esto no sería el
meollo del asunto. Los mexicanos acostumbrados a recurrir a las amenazas y a la
violencia habían marcado ya una línea de hostilidad entre los obreros mexicanos
y lo directivos ingleses por una sola razón, el salario y el famoso -partido-
que era la paga de cuatro reales por la extracción de una cantidad específica
del mineral, más la octava parte de lo que se lograra sacar en exceso durante
su jornal. El tipo de pago ya mencionado fue reemplazado por el de sistema de
carga o peso, que consistía en pagar al barretero el peso del mineral que
extrajera y lo que sacara durante su jornal, dejando fuera la octava
parte. Esos fueron los motivos que obligaron a los trabajadores mexicanos a
declararse en huelga en junio de 1827. Por su parte, el inglés Vetch no aceptó
las peticiones de los barreteros, lo que obligó a éstos a recurrir al tercer
conde Regla para que éste influyera en sus demandas. La furia y el enojo que
reinaba en las almas de los mineros, advirtió al comisario Vetch de pedir ayuda
al alcalde de Real del Monte de solicitar tropas para asegurar las propiedades
de la Compañía, se temía que los barreteros atacaran con actos de bandidaje a
la Casa Grande donde se encontraba la sede la Compañía Inglesa. El subprefecto
de Pachuca temía que se volvieran a repetir los hechos violentos de 1766, por lo que
recurrió al prefecto de Tulancingo para que él pidiera ayuda al gobierno del
Estado de México. El apoyo llegó cuando cincuenta dragones (infantes que
combatían a caballo), por órdenes del general Ignacio Mora llegaron al poblado
de Real del Monte. Lo cual dio cierta tranquilad al comisario Vetch, y seguir
con la misma actitud que había mostrado desde un principio con los operarios.
Ante esa respuesta, los trabajadores bloquearon el camino que conducía a la
mina de Morán; en grupos impedían que otros acudieran a trabajar en señalar de
protesta. El prefecto de Tulancingo Vicente Páez mando un comunicado al señor
gobernador del Estado de México Lorenzo de Zavala, que era importante que
otro batallón llegara a Real del Monte para amansar a los sublevados.
Unos de los líderes que apoyaban a los
barreteros mineros en su inconformidad, era el padre agustino José Reyes del
curato de Real del Monte; quien a criterio del alcalde de este lugar: Ignacio Bars, tenía la costumbre de emborracharse y juntarse con malas
personas. Lo habían visto tomar bebidas embriagantes con los mineros, por lo
que era de pensar que los había adoctrinado en contra de la Compañía. Una
vez que llegaron los elementos militares a este lugar, se aprehendió a cuatro
barreteros quienes eran los cabecillas que incitaron a la rebeldía. Los
reclamos se duplicaron por parte de los trabajadores, en razón por privar de
libertad a sus compañeros. La insurrección de los barreteros los llevó a
ultrajar la casa de don Miguel Iparrazan, intentándose lo mismo con otras
casas. En esas mismas circunstancias atacaron a los mineros ingleses en la mina
de Morán, por no adherirse a la causa; Charles Tindal lamentó los hechos y
temía que la maquinaria de bombeo fuera dañada por los motines.
Finalmente, Tindal volvió a reunirse con
los barreteros proponiendo una solución laboral, misma que fue rechazada por no
convencer las demandas de éstos. En conclusión, tuvo que llegar en las primeras
semanas de septiembre de 1827 el señor José Rodrigo Castelazo quien propuso en
representación de Tindal que cada barretero se le asignara una sección de
trabajo específica de la mina, pagándole como jornal o por turno regular diurno
o nocturno la suma de cuatro reales más la octava parte de todo el mineral que
extrajeran los barreteros, por otro lado, ya no serían contratados por
cuadrillas, sino a título personal, recibiendo su pago directamente, además de
proporcionales las herramientas: pólvora, velas y materiales necesarios. La
propuesta fue aceptada por unanimidad por los barreteros y la huelga que
había durado tres meses por fin finalizó. Las autoridades del Estado de
México ordenaron a sus generales desocupar la población del Real del Monte el
18 de septiembre de 1827; ya que según ellos ya no era necesaria la presencia
de los militares en ese punto.
Bibliografía
Radall, Robert W., Real del Monte: una empresa minera británica en México, (trad. de Roberto
Gómez Ciriza), 2 reimp. México, FCE, 2006.
Real del Monte en 1848, litografía de John Phillips en Mexico Illustrated |
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